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La carretera a ninguna parte
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La carretera a ninguna parte

La Diputación de Cáceres decide suprimir de forma definitiva un tramo en Mesas de Ibor cortado por un desprendimiento desde el 1 de diciembre

m.a.m.

Lunes, 13 de febrero 2017, 19:41

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Desde el pasado 1 de diciembre está cerrado al tráfico, con una valla metálica, un tramo de la carretera que une Mesas de Ibor con Bohonal de Ibor, la comarcal 19.3, debido al desprendimiento de rocas de grandes dimensiones en unos días de intensas lluvias.

Esas vallas podrían cambiarse en unas semanas por hormigón, puesto que esa es una de las opciones que baraja la Diputación Provincial de Cáceres -responsable de la carretera- para anular definitivamente los metros afectados. Se convertiría así en el primer tramo de carretera de Extremadura que se suprime con tan expeditivo método. Pero parece estar justificado, puesto que el objetivo es evitar que nuevos derrumbamientos puedan dañar a los curiosos que se adentran en la vía para verlo de cerca y hacer fotografías, a pesar de estar prohibido.

Plan de Emergencia Nuclear

La carretera en cuestión, de unos 9 kilómetros, se construyó hace casi dos décadas dentro del Plan de Emergencia Nuclear de Cáceres (PENCA) para dar salida a los vecinos de Mesas de Ibor, en dirección a Navalmoral de la Mata o Guadalupe, en caso de accidente en la central nuclear de Almaraz, ya que se encuentra dentro de la zona más próxima.

Desde el principio resultó controvertida por su coste y por algunas actuaciones en la misma que se consideraron entonces un cierto despilfarro. El primero, el puente que salva el río Ibor, de un desmesurado tamaño y con tirantas metálicas, en medio de un modesto paraje agreste de montaña. El segundo, el desfiladero que se 'creó' mediante explosiones a la salida de una curva poco después del río. Justamente del que se desprendieron las rocas a primeros de diciembre -a pesar de las sujeciones metálicas que tiene- y que desde un primer momento no gustó a los usuarios, que consideraban peligroso transitar entre esas dos paredes.

«Ese tramo es un despropósito, y todos sabíamos que algún día se iba a caer. Por suerte no pasaba ningún coche cuando sucedió, porque de lo contrario estaríamos hablando de una desgracia». Son palabras de la alcaldesa de Mesas de Ibor, Eloísa Martín, que dice lo que piensan muchos usuarios y la mayoría de vecinos de la zona: que pasar por ese tramo, entre dos murallones de piedra, era un riesgo. El tiempo lo ha confirmado al venirse abajo una parte, por lo que los conductores usan desde entonces un desvío alternativo por una carretera antigua, estrecha y con un considerable desnivel.

La alcaldesa recibió hace unas semanas la visita de la presidenta de la Diputación cacereña, Rosario Cordero, y del diputado de Infraestructuras, Luis Fernando García Nicolás, para recorrer juntos la zona afectada y estudiar sobre el terreno una solución. Eloísa Martín asegura que desde el primer momento ha estado en contacto con la Diputación, tanto con la presidenta como con el diputado, que se comprometieron a enviar un técnico para analizar lo ocurrido y a instalar una señalización adecuada en el desvío alternativo, como así sucedió.

Ahora espera que se cumpla lo antes posible lo que le han anunciado: el acondicionamiento de la carretera que se viene utilizando en los últimos dos meses, al descartar actuar en el tramo donde se encuentran las rocas.

Lo primero, la seguridad

Lo confirmaba a HOY la propia Rosario Cordero, alcaldesa, como Eloísa, de un pueblo pequeño, Romangordo, y por ello firme defensora de los servicios y las vías de comunicación que necesitan sus vecinos para que esos municipios no terminen despoblándose. Sin olvidar que la carretera se encuentra en pleno Geoparque Villuercas-Ibores-Jara, y que no es la mejor imagen que puede ofrecerse.

Cordero recordaba también la controvertida construcción de la carretera, que conoció de cerca desde las comisiones de seguimiento del Plan de emergencia nuclear, y cuyas consecuencias se pagan ahora. Esto es, que las explosiones que se provocaron en su día, para que la nueva carretera pasara por el medio de un cerro, hicieron que el terreno sea inestable y que por mucha actuación que se haga no se pueda garantizar la seguridad. Y ante esa situación técnicos y políticos no tienen dudas. Hay que anular ese tramo y buscar una solución. La opción más rápida es acondicionar la vía alternativa, ensanchándola y disminuyendo sus desniveles. Y en eso se está, redactando un proyecto que, por los cálculos que se han hecho, puede rondar los 200.000 euros.

La intención de la presidenta de la Diputación Provincial es que las obras se acometan en el primer semestre del año, aunque dependerá de los presupuestos y de cuando pueda disponerse de una partida para ese fin.

«Queremos hacerlo lo antes posible, porque es necesario», insistía Rosario Cordero sin dejar de mirar y sorprenderse por el tamaño de las rocas caídas, que podían haber originado una tragedia.

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