Borrar
LAS FIRMAS DE HOYTALAYUELA

Disculpadnos, vecinos y vecinas musulmanas

JAVIER IZQUIERDO

Martes, 18 de julio 2017, 19:12

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Os pedimos disculpas, vecinos y vecinas musulmanas. Queremos disculparnos porque entre nosotros haya personas que desconfíen de vosotros.

Sobre todo queremos disculparnos porque nuestros miedos son irracionales y sabemos que podemos librarnos de esos miedos con esfuerzo, de ahí nuestras disculpas: perdón por no dedicarle un tiempo a vencerlos.

Si el miedo es inherente al ser humano, también lo es el gregarismo, y por eso os pedimos nuevamente disculpas. Somos capaces de criticar vuestra tendencia a reuniros, pero a la vez nos jactamos de lo gregarios que somos nosotros, plantando una Casa de España en cada ciudad foránea o una Casa de Extremadura en cada provincia.

Perdón porque sabemos que la integración es en ambas direcciones, y nosotros no hemos puesto el empeño suficiente. Y debéis perdonarnos por pensar que esta tierra que me vio nacer es mía y no tuya, aunque vosotros la hagáis más rica, más próspera y más diversa.

Nuevamente perdón por ignorar vuestra cultura, costumbres e idiosincrasia, y al mismo tiempo reconocer que las ignoramos y, a pesar de ello, las valoramos negativamente. Si de verdad estamos dispuestos a conocernos, deberíamos hacer el esfuerzo de conocernos un poco más.

Por enésima vez, perdón por considerar que habéis venido a nuestro mundo y no pensar que el mundo es de todas las personas, y perdón por exigiros el esfuerzo de adaptaros a nuestro mundo sin preguntaros antes si sabéis cómo funciona, si necesitáis ayuda para adaptaros. Damos por hecho que nosotros, los españoles, cuando llegamos a, digamos, China, llevamos en nuestro ADN el protocolo y sabemos en todo momento cómo actuar. Somos así.

Perdón por vivir en el mismo pueblo y estar tan lejos. Perdón por no ser como en otros países, como los vuestros de origen, donde el nuevo vecino es recibido con un saludo y agasajados con comida, te o lo que uno tenga. Y perdón por inquietarnos al estar juntos pero no revueltos, como si hubiera un muro infranqueable que me impidiera llamar a tu puerta y decirte: Buenos días, ¿necesitas algo?, una costumbre tan hermosa que teníamos en los pueblos y que nos hemos arrebatado nosotros mismos.

Religiosidad fanática

Lo más imperdonable es consideraros como una amenaza por el mero hecho de ser musulmanes. No podemos calificar de violentos fascistas a todas las personas que llevan unas zapatillas de una determinada marca por el mero hecho de que, coincidentemente, los ultras fascistas las llevan; no podemos pensar que todos los seguidores del fútbol son unos violentos sólo por el hecho de que algunos lo sean; no podemos juzgar a todos los católicos de pederastas por el mero hecho de que varios miles de curas lo sean. Sin embargo no tenemos empacho en recelar de una comunidad de 1200 millones de personas adjudicándoles el terrorismo en potencia.

Perdón, por fin, por reconocer que no sabemos, que no os conocemos, y justamente por eso tenemos todo el derecho a desconfiar. Perdón por intentar racionalizar algo irracional como es la fe, ya sea la vuestra, la nuestra o cualquier otra, y perdón por pensar que fe y terrorismo son lo mismo cuando se trata de vosotros, pero cuando se trata de nosotros fe es bondad.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios