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«Mi padre es payaso y trabaja en El Quinto Pino»
cultura

«Mi padre es payaso y trabaja en El Quinto Pino»

La compañía Asaco Producciones celebra sus 20 años de actividad con una gala de circo en la carpa del pinar de Talayuela

m.a.m.

Lunes, 23 de octubre 2017, 08:00

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Cuando el hijo mayor de José Antonio Maestro Mojena decía en clase hace unos años, con esa naturalidad e inocencia propia de la infancia, que su padre «era payaso y trabajaba en El Quinto Pino» provocaba, para su extrañeza, la carcajada de profesores y compañeros, que pensaban que era una broma. Pero era verdad. Lo es desde hace dos décadas, cuando decidió embarcarse en la aventura de crear la asociación cultural Asaco Producciones con Enrique Rodríguez y su inseparable Javier Ceballos, transformada después en compañía.

Qué poco podían imaginar entonces que iban a cumplir, al menos, 20 años como grupo estable de circo, teatro y animación en un mundo muy complicado y en unos años difíciles en los que este tipo de actividades han estado muy castigadas por la crisis al caer el número de festivales, talleres y actuaciones promovidas por comunidades autónomas, diputaciones o ayuntamientos.

Un taller de teatro que impartió la desaparecida Marisa Zamora y talleres infantiles en campamentos de verano pueden considerarse el germen de la compañía hace más de dos décadas, puesto que antes de crear Asaco ya tuvieron contactos con otras personas que querían hacer algo para dinamizar la actividad teatral y circense en la zona. Sin embargo fueron ellos dos, con Enrique Rodríguez, quienes que se lanzaron, incorporándose después, en los sucesivos espectáculos realizados, Iván Pascual, José Carlos García, Antonio Palma, Julio Pedrosa y un largo etcétera de colaboradores.

Trayectoria amplia y variada

Todos ellos, y decenas de familiares y amigos más, se han reunido este fin de semana para celebrar este 20 aniversario en el espacio escénico El Quinto Pino, sede de la compañía durante más de 14 años y escenario de algunos de sus montajes, como El Hotel de la Risa o la Leyenda de Duende, que continúa haciéndose cada primavera entre los pinos del parque natural de Talayuela.

Su trayectoria es amplia y variada. Desde talleres extraescolares por toda la zona y el programa 'El pirata Malapata' en Localia Televisión hasta el Taller de Artes Escénicas que vivirá en los próximos meses su segunda edición en Navalmoral, pasando por campamentos y campos de trabajo de El Circo en la Naturaleza, la organización de los festivales de la Risa y Mercado Ilusiones o la puesta en marcha del Festival de Circo Contemporáneo de Extremadura Nosolocirco.

Después están sus pasacalles y montajes. Primero en poblaciones cercanas, después en distintos puntos de Extremadura, más tarde por el resto de España y en los últimos tiempos fuera de las fronteras nacionales. Y no solo por sus frecuentes actuaciones en Portugal, sino por su presencia este verano en los Alpes franceses en un encuentro europeo de payasos con su reciente 'Tanque Gurugú', un alegato contra los fronteras y los ejércitos en clave de humor por el que estuvieron preseleccionados a los premios Max del 2016 en el apartado de mejor espectáculo de calle.

Payasos sin Fronteras

Mención aparte merece su apuesta por el nuevo circo y su implicación con la organización no gubernamental Payasos sin Fronteras, promoviendo varias expediciones desde Extremadura a puntos conflictivos del planeta para hacer reír a los niños, como harán dentro de unas semanas en el norte de Jordania.

Todas esas vivencias, y muchos momentos más, se repasaron en los cuatro minutos del vídeo que se proyectó al final de la gala del 20 aniversario que acogió la carpa de circo ubicada en el pinar de Talayuela, la única estable de Extremadura. Unas imágenes que hicieron que alguno de los asistentes llegara a emocionarse y llorar al recordar todas esas experiencias compartidas.

Aunque hubo más risas que lágrimas, con números de los Hermanos Saquetti o con los anárquicos leones de 'Invocacion Circus', y música con el 'Feliz cumpleaños' que les dedicaron entre aplausos o con una animada batukada. Para la noche, y ya sin niños, quedaron los números de cabaret, porque la fiesta se prolongó hasta la madrugada.

Dentro de dos años toca repetir, pero entonces para celebrar los 20 años de El Quinto Pino como lugar de encuentro y escenario circense, teatral y musical. Nos apuntamos.

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