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Alegre tras acabar su jornada laboral.
«Opté por trabajar en el campo y no me arrepiento»
agricultura

«Opté por trabajar en el campo y no me arrepiento»

De Aldeanueva de la Vera, lleva 25 años residiendo en Talayuela. Ha hecho casi de todo, desde jornalero hasta capataz, pasando por tractorista y jardinero

e.g.r.

Sábado, 13 de enero 2018, 11:56

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Primero ayudando en la explotación familiar, y más tarde trabajando como jornalero, Manuel Alegre lleva gran parte de sus 57 años relacionado con el mundo del campo. A lo largo de cuatro décadas ha sido testigo de que cómo ha evolucionado el sector.

-¿Cuando tuvo su primer contacto con el sector agrícola?

-Prácticamente toda la vida, primero con mis padres, ellos tenían ovejas en Aldeanueva de la Vera y más tarde se pasaron a cultivar tabaco, concretamente tabaco negro.

-¿Por qué decidieron cambiar de sector?

-Pues la verdad es que yo era por aquel entonces muy pequeño, y apenas lo recuerdo, pero imagino que para buscar mayor calidad de vida. A mi padre siempre le escuché decir que con el ganado había que estar prácticamente las 24 horas. Aunque en aquella época el campo también era muy duro, pero por lo menos dormías en casa.

-¿Cómo recuerda aquella explotación familiar?

-Eran tres hectáreas de tabaco. Aunque ahora pueden parecer pocas, en aquellos años ya era mucho trabajo, ya que todo se hacía a mano. En ella trabajábamos mis padres, mis tres hermanos y yo.

-¿Cuántos han seguido trabajando en el campo?

-Solo yo. Era una vida muy esclava, así que al final cada uno se fue buscando otras cosas. Mi hermano mayor se marchó a Alemania, y a la vuelta empezó a trabajar en Telefónica. Mis dos hermanas se casaron. Una abrió un almacén de materiales de construcción con su marido y la otra se fue a Madrid a trabajar en la fábrica de Roca. Y finalmente yo, que soy el pequeño, y me quedé con mi padre hasta que me fui a hacer la mili. A la vuelta me casé y ya me puse a trabajar al jornal.

-¿A qué trabajos iba?

-A lo que me salía, el caso era trabajar, pero principalmente al campo. Estuve en la finca Las Lomas uno o dos años y después me trasladé a la Finca Vergas... y aquí sigo, hasta los 57 años que tengo ya. En este tiempo he hecho de todo, desde capataz, encargado o tractorista hasta albañil o jardinero (ríe).

-En este tiempo habrá visto muchos cambios...

-Muchísimos. En el sector en general y en la finca. Antes era grandísima, en total tendría cerca de mil hectáreas. Había tabaco negro, tabaco rubio, medieros, espárragos,... pero ahora habrá 20 hectáreas, no creo que más, el resto se ha ido vendiendo. Recuerdo que antes venía a trabajar gente de muchos pueblos, incluso de lejos. En campaña podríamos juntarnos 3.000 personas fácilmente.

-El descenso de cultivadores de tabaco es algo generalizado en los últimos años, pero el de espárrago... ¿Por qué se dejó de cultivar en la Finca Vergas?

-Pues como todo, porque al final no tenía cuenta. Antes ibas al mercado y te lo quitaban de las manos, pero sin embargo ahora vas y es como si fueras con patatas. Ha bajado muchísimo el precio, entre otra cosa por las importaciones. Han hecho mucho daño a la producción nacional, ya que es más barato traerlo de fuera que producirlo aquí.

-Sus hermanos emigraron pero usted decidió quedarse. ¿Por qué?

-Me quedé porque me gusta, y no me arrepiento. Tampoco me arrepiento de seguir con mis jornales y no haber montado mi propia explotación. Todo lo contrario, estoy muy bien trabajando aquí, los jefes siempre se han portado muy bien conmigo. Y aquí espero seguir los ocho años que me quedan para jubilarme, a no ser que antes me toque una buena lotería... (ríe).

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