m.a.m.
Jueves, 16 de abril 2020, 11:00
El martes 14, a las 19.55 horas, se desconectó de la red eléctrica nacional la Unidad I de la central nuclear de Almaraz para llevar a cabo los trabajos de cambio de combustible. Una parada de una envergadura mucho menor que la inicialmente prevista, tanto en las tareas a realizar como el número de operarios necesarios.
Tendrá una duración de 24 días y contará con la participación del personal «mínimo esencial para ejecutar los trabajos programados». Eso se traduce en la incorporación de unos 250 trabajadores de empresas contratistas, distribuidos en turnos.
Según ha informado la propia central, para este periodo «se han reforzado las medidas de protección y prevención ya adoptadas con motivo del COVID19 con el objetivo de garantizar la seguridad de los profesionales y de la planta. Entre otras, se ha asegurado el confinamiento previo de los profesionales; se controla diariamente la temperatura a través de cámaras térmicas, de modo que aquellas personas que superen los 37,3 grados no pueden acceder a la instalación, y se realizan test rápidos al personal proveniente de zonas de riesgo».
Asimismo asegura que, adicionalmente a lo recomendado por las autoridades sanitarias, la CNA distribuye mascarillas de barrera a todas las personas que acceden a la instalación y ha establecido el uso de mascarilla FFP2 para los trabajos en los que no es posible mantener la distancia de 2 metros y en Zona Controlada. También se ha fijado el uso de pantalla facial en aquellos trabajos en los que se pueda mantener la distancia de 2 metros.
Además, se han puesto en marcha medidas para la «limitación de aforos en zonas compartidas, optimización de presencia en la central a través de grupos de trabajo en turnos y escalonamiento de acceso a la instalación con la apertura de nuevos puntos de entrada», se dice.
Centrales europeas
En la nota se insiste que este paquete de acciones se suma a las ya adoptadas por Centrales Nucleares Almaraz- Trillo con motivo del COVID 19, «adicionales a las establecidas por las autoridades sanitarias y las administraciones públicas y en línea con las implantadas por otras centrales nucleares europeas. Todo ello con el fin de proteger la salud de las personas que trabajan en sus instalaciones y la de sus entornos familiares minimizando posibles contagios y garantizando en todo momento la operación segura y fiable de las plantas».
De todas estas acciones ha informado tanto al Consejo de Seguridad Nuclear como a las administraciones autonómicas y locales y autoridades sanitarias, «con quienes se mantiene un contacto permanente».
Para terminar, se recuerda que la central nuclear de Almaraz es una infraestructura crítica «que durante el estado de alarma continúa garantizando un servicio esencial como es el suministro eléctrico al país, gracias al trabajo de sus profesionales».
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