REDACCIÓN
Lunes, 11 de mayo 2020, 17:55
ADENEX exige en un comunicado que se realice «lo antes posible» un simulacro de emergencia con la población del entorno de la central nuclear de Almaraz, extendiendo ese entorno hasta los 80 kilómetros que se recomiendan desde el accidente de Fukushima, en lugar de los 10 que son habituales, para «aprender de los errores».
Lo hace tras la autorización del Consejo de Seguridad Nuclear para que el reactor número I cierre en 2027 y el número II en 2028, prolongando el funcionamiento de Almaraz ocho años más.
«Se cumple así el calendario pactado entre el Ministerio y las empresas de producción de energía, lo que significa el final de la era nuclear en España, no solo para Almaraz, sino para el resto de centrales nucleares; pero eso sí, implica otros ocho años mínimo de mantenimiento de la producción».
Para el colectivo conservacionista esta renovación supone «ocho años más de producción de residuos y de freno a alternativas de empleo local y al prometido plan de desarrollo para cuando comience el desmantelamiento definitivo. Ocho años más que el CSN aprueba con ciertas condiciones técnicas y de seguridad. Ocho años más sin consulta previa a Portugal para trabajar conjuntamente los planes de prevención. Ocho años más frenando el desarrollo de las energías renovables descentralizadas y distribuidas. Ocho años más para que Iberdrola, propietaria mayoritaria de la central, tenga prioridad para instalar donde le venga en gana parques fotovoltaicos en la región. Ocho años más ofreciendo trabajo por un mes a jóvenes sin futuro de la comarca. Ocho años más de producción de residuos radiactivos como legado envenenado a las generaciones futuras«.
En opinión de Adenex, son «demasiadas concesiones para unos reactores que seguirán en funcionamiento con carencias de seguridad y con el deterioro, por envejecimiento, de partes fundamentales como los generadores de vapor o las bombas de refrigeración, y con un embalse de refrigeración ya colmatado de residuos solidos que en caso de necesidad no cumpliría con la función prevista al ver disminuida la cantidad disponible de agua».
Por todo ello exige el simulacro «lo antes posible», al tiempo que lamenta que este fin de la era nuclear se haya realizado «sin el debido consenso democrático, dejando aparte a la sociedad civil y sin transparencia ni participación pública».
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Ecologistas en Acción
Por su parte, Ecologistas en Acción Extremadura quiere hacer llegar al Ministerio y al Gobierno su «preocupación» sobre la decisión a tomar por el ejecutivo, instándole a que «afronte con valentía el problema que supone la energía nuclear, y que no demore más un verdadero modelo de desarrollo sostenible para la comarca de Campo Arañuelo, que permita a los pueblos de la zona un futuro económico independiente de la central nuclear».
La organización ecologista reconoce que no esperaba otra decisión por parte del Consejo de Seguridad Nuclear, dado que tiene claro que este organismo, a pesar de su nombre, «nunca se ha preocupado por la seguridad de la ciudadanía y sí de la seguridad económica de las eléctricas que operan con energía nuclear».
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Por el contrario, espera que el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, que es quien debe otorgar la autorización definitiva, «no se pliegue a las presiones de las multinacionales eléctricas, máxime cuando la central nuclear de Almaraz es la más obsoleta de España».
Para Ecologistas en Acción la continuidad «de unas decenas de puestos de trabajo no puede comprometer la seguridad y la salud de miles de personas. Incluso, mientras llega ese necesario plan económico para la comarca, el futuro laboral de la zona estaría garantizado mediante el desmantelamiento de la central. Ha quedado demostrado que éstos trabajos generarían, incluso, más empleos que los que mantiene ahora la central, con lo cual se conservaría e incrementaría la tasa de actividad de la zona».
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Por todo ello, pide al Gobierno y al Ministerio para la Transición Ecológica que no prorrogue la explotación de la central de Almaraz más allá de la vida útil para la que fue diseñada, 2020 para el reactor 1 y 2021 para el 2, además de recalcar que «es tiempo de apostar todo el esfuerzo en un futuro verdaderamente sostenible, para lo que Extremadura tiene un gran potencial de desarrollo».
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