

E. G. R.
Viernes, 8 de mayo 2020, 10:58
La OITAB integra a la Federación Nacional de Cultivadores de Tabaco (Asaja), Cooperativas Agro-alimentarias, la Asociación Provincial de Cultivadores de Tabaco de Granada, UPA y la Asociación Nacional de Empresas Transformadoras de Tabaco (ANETAB), a su vez formada por Cetarsa, Deltafina y Agroexpansión.
–¿Qué importancia tiene el cultivo del tabaco en la zona?
–El cultivo de tabaco es el motor económico del norte de Cáceres, con una aportación de más de 130 millones de euros al año a la economía extremeña y una generación de empleo en las actividades ligadas al cultivo y primera transformación en torno a 3.400 puestos de trabajo. Esta vinculación a la generación de empleo hace que el cultivo de tabaco constituya, sin lugar a dudas, un freno al despoblamiento de estas zonas rurales.
–¿Cómo se presenta la nueva campaña?
–El periodo de contratación finalizó el pasado 31 de marzo y los datos que manejamos vuelven a situar a Extremadura como la mayor región productora de hoja de tabaco de la Unión Europea, con más de 8.000 hectáreas dedicadas a este cultivo. El volumen contratado se sitúa en 27.907 toneladas, de las que el 96,51% corresponden a la variedad Virginia.
–¿Qué condicionantes tiene la situación actual?
–La situación actual viene condicionada por la próxima revisión de la PAC, el incremento de costes de producción que dificultan la rentabilidad de las explotaciones y la necesidad de establecer acuerdos plurianuales con la industria manufacturera para dar estabilidad a cultivadores y empresas de primera transformación. Por otro lado, un sector como el nuestro siempre está sujeto a que regulaciones excesivas puedan complicar nuestra competitividad, ya que el conjunto del sector está interconectado en sus diferentes eslabones y cualquier regulación afecta a la cadena de valor, empezando por los agricultores y transformadores.
–¿Cómo ha evolucionado?
–En los últimos años ha disminuido el consumo de cigarrillos y se han modificado los hábitos de consumo, y lógicamente la producción española de hoja de tabaco ha tenido que adaptarse a la nueva situación de mercado. Los volúmenes de producción de tabaco Virginia se han mantenido y han disminuido el resto de variedades menos demandadas. Además, el conjunto del sector ha realizado un gran esfuerzo para aumentar la productividad y la calidad, apostando por un producto sostenible desde un punto de vista medioambiental, fomentando el uso de energías renovables y reduciendo el empleo de fitosanitarios y fertilizantes.
–¿Cómo influye la presencia de una compañía semipública como Cetarsa en el sector?
–Cetarsa es una empresa participada mayoritariamente por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que transforma anualmente entre un 80% y un 90% del tabaco cultivado en España. Esta compañía contribuye de manera decisiva a la estabilidad del sector, asesorando a la mayor parte de cultivadores y manteniendo los niveles de contratación. También realiza investigación y desarrollo con objeto de mejorar la calidad del tabaco y la eficiencia de las explotaciones y es la encargada de establecer relaciones comerciales con las empresas manufactureras. Además, contribuye a la creación y mantenimiento de empleo estable y de calidad en las zonas tabaqueras.
–¿Cuáles son los requisitos para que el cultivo de tabaco sea viable en España?
–El futuro del sector pasa porque las compañías fabricantes de cigarrillos sigan apostando por la producción española y, por lo tanto, porque se realicen acuerdos de compra de hoja. Además, esperamos seguir contando con el apoyo institucional del Ministerio de Agricultura y de la Junta de Extremadura y, por supuesto, con el compromiso de los cultivadores y transformadores de realizar un producto de la máxima calidad.
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