Cesar A. González
Martes, 1 de octubre 2024, 19:16
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El domingo el CP Talayuela recibía al colista Cabezuela, un equipo que no sabía ni lo que era marcar ni puntuar, por lo que invitaba a tener un partido plácido para los locales.
Y así era en la primera parte, cuando el club azulino llegó a ir mandando por 3-0, con goles de Aliou, Galván y Aliou. Y aunque parecía un marcador bastante sobrado, todavía pudieron marcar algunos más, como señala el entrenador Arellano:
«El equipo salió muy enchufado, tal y como se le pidió, dando un paso adelante, con buena presión, de manera que apenas les duraba el balón a ellos, la posesión fue nuestra. En la primera parte sólo hubo un equipo, el nuestro, combinábamos bien, dábamos amplitud cuando la teníamos que dar, nuestro primer tiempo fue muy bueno, pero no nos puede servir para relajarnos».
Con el marcador de tres tantos a cero fueron al descanso. En él, David Arellano avisó a sus jugadores que los partidos no duran sólo 45 minutos, sino 90, por lo que debían salir a marcar el cuarto para `matar´el choque. Pero nada más lejos de la realidad. Aunque el arranque fue bueno, y pudieron marcar mediante dos ocasiones en apenas 5 minutos, el equipo se relajó, bajó un poco el pie y el cuadro de Cabezuela marcó el 3-1, lo que provocó un desconcierto en la escuadra local.
Penalti controvertido
Pero lo que acabó de meter en el partido a los visitantes fue una jugada de contragolpe, en la que el delantero del Cabezuela lucha por llegar al balón antes que el portero, llegan al tiempo y el árbitro interpreta que el cancerbero derriba al atacante.
«El que les mete en el partido realmente es el árbitro, siempre que pita, pasa algo hacia algún lado, y para mí el penalti no es ni dudoso, no existe. Mi portero llega antes al balón que el delantero, se ve que el balón sale despedido a nuestro favor, de haber llegado antes el delantero, la trayectoria sería otra, en línea recta, sin llegar el portero a darle, pero él interpreta que se arrolla al delantero», explica el míster talayuelano.
Con esto, de un 3-0 se pasa a un 3-2, llegan los nervios a los locales, la valentía a los forasteros, pero salvo algún acercamiento no hubo ningún sobresalto. Arellano se fue contento con la primera parte, pero enfadado con el resultado global puesto que no ve normal que después de tanta superioridad al principio tuviera que acabar pidiendo la hora para llevarse el triunfo. Está orgulloso de la pegada de su equipo, con ocho goles marcados en tres partidos, pero debe corregir una defensa que ha encajado hasta seis tantos en esos mismos choques.
El próximo partido será el domingo en el campo Gil Valle ante el Ciudad de Plasencia, uno de los rivales directos.
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