«Para nosotras es un gran orgullo ser la tercera generación de agricultoras de la familia», dicen Laura y María Castañar

En muchas ocasiones suele relacionarse al campo con el hombre, debido quizá a la percepción de dureza que existe. Pero nada más lejos de la realidad, siempre, y no solo ahora, ha habido mujeres capaces de realizar la misma labor que los hombres. Es el caso de las hermanas Laura y María Castañar Rodríguez.

Estas dos talayuelanas gestionan una empresa familiar que cuenta con fincas repartidas entre El Egido Nuevo y La Jara del Romeral, en el término municipal de Navalmoral. Con una extensión de aproximadamente 85 hectáreas recogen unos 255.000 kilos de tabaco Virginia, aunque también tienen unas 15 hectáreas de pimiento.

¿Cuándo es la primera vez que tienen contacto con el campo?

Nuestro contacto con el campo es de siempre, puesto que nuestros padres son agricultores y realmente desde pequeñas siempre hemos estado muy involucradas con la vida del campo.

¿Qué diferencias más destacadas han apreciado en el cultivo del tabaco desde que comenzara al día de hoy?

Una de las más notables diferencias ha sido la mecanización ya que a día de hoy el proceso se ha mecanizado bastante. Algo que nos ha ayudado mucho a crecer como explotación.

¿En qué momento de sus vidas se dan cuenta de que trabajar en el campo es lo que realmente les gusta hacer?

Tras unos años trabajando una como técnico informático y la otra como fisioterapeuta llegó un punto en el que nos dimos cuenta que lo que realmente nos gustaba era dedicarnos a nuestra explotación, nadie mejor que nosotras iba a sacarla a delante y decidimos involucrarnos 100 por 100 a ello, dejamos nuestros anteriores empleos y tomamos las riendas de la explotación familiar. De esto hace ya 13 y 7 años respectivamente.

¿Qué resaltarían de su trabajo? ¿Qué le dirían a una mujer que tiene pensamiento de dedicarse profesionalmente al campo?

Pues lo que más resaltaríamos de nuestro trabajo es la satisfacción que se produce cada año al terminar de recoger tu cosecha. Ver como con más o menos dificultades consigues los objetivos y recibir la recompensa personal de como todo tu esfuerzo, dedicación y trabajo ha dado su fruto.

A cualquier mujer que tenga pensamiento de dedicarse profesionalmente al campo le animaríamos sin duda, ya que estamos perfectamente preparadas para ello. Le diríamos que se lance a por todas que es un trabajo muy satisfactorio, que con dedicación y esfuerzo conseguirá ser una gran agricultora.

¿Cómo ha sido trabajar el campo con esta situación sanitaria?

Como en todos los sectores ha sido una situación difícil. En un principio había mucho miedo e incertidumbre, fue difícil encontrar mano de obra.

La campaña la hemos llevado con mucha prudencia y cumpliendo con las medidas sanitarias para evitar posibles brotes que pudieran paralizar la activad.

¿Cómo han vivido y qué opinión tienen de las últimas manifestaciones del sector tabaquero?

Las hemos vivido muy presentes. El tabaco es un importante sector del que vivimos un gran número de familias, de su continuidad depende la nuestra y nadie mejor que nosotros mismos para luchar por su futuro.

Actualmente, ¿Quiénes reciben mayor valoración, los cultivadores de mayor trayectoria o los jóvenes?

Ambos recibimos la valoración que a cada uno nos corresponde ya que los cultivadores mayores son los que aportan la experiencia y la sabiduría de una larga trayectoria en el cultivo del tabaco.

Y los jóvenes recibimos la valoración correspondiente de ser el relevo generacional, los que hemos adquirido los conocimientos de los mayores junto con una mayor formación educacional y venimos pisando fuerte para dar continuidad al sector.

¿Cuáles has sido los mayores retos de sus carreras como agricultoras?

El mayor reto al que nos enfrentamos es dar continuidad y viabilidad a la explotación. Producir cada campaña un tabaco de mejor calidad y que nuestro trabajo sea cada vez más eficiente y sostenible.

¿Cómo ven el futuro del tabaco en la comarca?

Ha día de hoy el futuro del tabaco sigue siendo incierto ya que dependemos de las directrices que marque la Política Agraria Común y aun no se sabe que determinaran.

A nivel personal y de lo que de nosotros depende lucharemos con todo lo que esté en nuestras manos por dar continuidad a este sector ya que para nosotras es un gran orgullo y privilegio formar parte de él, ser la tercera generación de agricultoras de nuestra familia y ofrecerles a nuestros hijos un futuro en el sector.