Manuel González, en los aledaños del Estadio da Luz del Benfica y Ángel Méndez, en las gradas del José Alvalade del Sporting de Portugal
Deportes, fútbol

Héctor Moreno continúa ayudando en la formación de jóvenes entrenadores

Los entrenadores Manuel González y Ángel Méndez continúan su formación en Lisboa, aunque en clubes rivales, gracias al IES Al-Qázeres donde es profesor

MARÍA CORRAL

Viernes, 5 de octubre 2018, 09:21

Lisboa se convierte de nuevo en la capital formativa de entrenadores extremeños. Si el año pasado fueron Jaime Heras y Ángel Morales los afortunados que disfrutaron de una estancia de tres meses en la ciudad portuguesa con motivo del convenio suscrito entre el Benfica y el IES Al-Qázeres, esta vez son Manuel González y Ángel Méndez los que prueban suerte. Aunque cada uno lo hace a un lado de la IP7, carretera que separa el barrio del club 'águia' con el 'león' del Sporting. El primero se encuentra trabajando en el anexo del Estadio da Luz, el cual es, por tercera vez en el último año y medio, sede de aprendizaje para jóvenes técnicos de la región, mientras que el segundo estrena iniciativa en el José Alvalade.

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Manuel González (Villanueva de la Serena, 21 de febrero de 1990) vive en el Benfica una experiencia cuya puerta abrieron Jaime Heras y Ángel Morales meses atrás. Se trata, por tanto, del tercer entrenador extremeño que el bicampeón de Europa acoge para dar por finalizado su periodo de formación como técnico deportivo de fútbol. Circunstancia que el joven pacense siente con especial presión por dar la talla: «El listón está alto y, como mínimo, habrá que igualar el nivel de los compañeros, o incluso tratar de superarlo». Una presión que, más que en nervios, la traduce en ganas. «Conoces una manera diferente de trabajo, adquieres más actitud crítica y dispones de un gran escaparate de cara al exterior», manifiesta.

Sensaciones contrarias a las que tuvo instantes después de que se le comunicara la propuesta de continuar su formación en la capital lisboeta, proposición que al principio dudó si aceptar: «La posibilidad de ir a un club grande me atraía, era una oportunidad que no está al alcance de cualquiera. Pero el hecho de ir solo a otro país, con una cultura y un idioma diferente, para mí era un mundo desconocido». Finalmente dio el 'sí quiero' y ahora, varias semanas después de su aterrizaje en la ciudad, se muestra cómodo y adaptado a su nueva vida.

Graduado en Magisterio por Educación Física, Manuel González cuenta que sus inicios en la formación como técnico deportivo fueron de casualidad: «Mi padre vio un anuncio en el periódico de cursos de entrenador y, como siempre me ha gustado el fútbol, lo vi como una salida laboral válida para el futuro». Un comienzo muy distinto al de su amigo Ángel Méndez (Escurial, 20 de junio de 1997), quien con tan solo dieciséis años ya había obtenido los niveles I y II. «Era el más joven de la clase. Pasé de estar en el instituto con chicos de mi edad a rodearme de gente mucho más mayor», confiesa. Tras un parón donde puso en práctica en Miajadas los conocimientos adquiridos, retomó los estudios para obtener el curso que le faltaba. Hoy, mientras que su compañero se ha topado con un camino ya marcado, él hace de conejillo de indias en el Sporting de Lisboa: «Intentaré hacerlo lo mejor posible para estar a la altura y que queden contentos conmigo. No se lo voy a poner nada fácil al siguiente que venga». Para salir de la zona de confort y destacar entre los mejores, será necesario «actitud, ganas de aprender y de crecer profesional y personalmente».

Ahora que los dos están asentados en la ciudad y que ya saben lo que es compartir piso, viven la particular rivalidad entre dos clubes emblemáticos de Portugal con tranquilidad y orgullo. «El pique no llega a casa», coinciden entre risas, «de hecho, ya hemos ido juntos a ver el Benfica-Bayern de Champions».

El artífice de que tanto Manuel como Ángel estén viviendo una experiencia única y, quién sabe si repetible, es el talayuelano Héctor Moreno, profesor del IES Al-Qázeres que imparte el curso de nivel III. «La opción de hacer realidad este convenio ha conllevado varios años de trabajo duro, insistencia y mucha, mucha paciencia», recalca este cacereño satisfecho por recoger sus frutos en la voz de sus pupilos: «Ya me hubiera gustado a mí, qué envidia».

Ya que su perseverancia da resultados y que ha visto cómo funciona en Lisboa, Héctor Moreno se plantea ampliar horizontes y buscar nuevos convenios con otros países porque, como bien declara, «aquí hay talento».

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