

Las temperaturas primaverales en pleno mes de enero junto con la escasez de lluvias, ha provocado la aparición prematura de la denominada procesionaria del pino.
Tal y como advierten los expertos, su presencia supone un auténtico peligro para los niños y los animales de compañía, y recomiendan evitar el contacto con estos insectos a toda costa, pues pueden hacer enfermar de gravedad a quien las toque.
La oruga suele presentarse siempre en forma de procesión (ligadas unas a otras) y ubicarse cerca de los pinos donde instalan los 'bolsones' en los que se desarrolla la larva y son precisamente esas procesiones lo que resulta muy llamativo para los pequeños, que tienden a tocarlas para entender lo que son.
La inhalación de los finos pelos de la oruga, donde oculta su veneno, puede producir desde urticarias hasta reacciones alérgicas, especialmente en los niños, que son los más vulnerables.
Los problemas de las orugas no se limitan a la urticaria en las personas, pues perros y gatos son especialmente vulnerables y les puede causar la muerte.
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